martes, 16 de agosto de 2011

Ledesma, tierra de combates

(Córdoba, 29/07/11)

Tierra de combate, que combatió los noventa cómo pocas. Echar a la gendarmería y a la policía de la ciudad en tomas de hecho, piqueteros en escuadra marchan con sus noventistas armas de combate, las certeras ondas que hicieron correr a los centuriones del menemismo y sus gases irrespirables, lanzados dentro de las casas humildes de Libertador General San Martín. Así la invasión gendarme de 1997 fue derrotada y la asamblea del piquete fue autoridad. No es tierra mansa aunque venga enbroncadamente tranquila. Allá arriba en el norte argentino, por la ruta 34 que va derecho para Pocitos cruzando el Bermejo pasando por pueblos hermanos que tampoco dudaron en expulsar a las fuerzas de ocupación, Mosconi, Tartagal, la de Anibal Verón, un camino de gomas que saben cómo arder. De nuevo nos matan, y alimentan la furia, nos matan por tierra, reclamo tan antiguo y basico de la humanidad que nos niegan desde lujosas oficinas de Puerto Maderos. Pero aún no vieron nada, tuvieron que volver a formar el ejército moderno de los esclavos del Imperio Ledesma el de la dinastía Arrieta Blaquier y empezó a rugir, es el fantasma del verdugo, el puede arrancarle el sueño al grotesco Juan Pedro, a su descendencia y a sus patéticos bufones de San Salvador, ¿seguirás escribiendo poesía cuando tomemos tu Ingenio y lo hagamos nuestro, cuando nos repartamos tus tierras?. Es un pueblo que guarda la venganza, acurrucada, apretada contra el pecho esperando el asalto mortal del filoso puñal, donde no se salve ni uno de los culpables, y sea la redención de sus muertos, y no solos los de la lucha, que son muchos y heróicos, no solo los muertos del Apagón, que también lo son, más aguerridos aún, también son esos miles de pibes, de bebes, de mujeres, de obreros, que mueren por el veneno con el que todos los días "El Ingenio", satura el aire, con un profundo olor a podrido, es el bagazo. Ese mismo que mato a Olga Aredes, la Madre de Plaza de Mayo la de la plaza de Libertador y las marchas del apagón. Porque es cierto que ni los muertos quedaran a salvo si el enemigo vence, a vencer.

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